El cáncer de próstata es un tema muy amplio por lo que he decidido ir dosificando la información para que sea lo más sencilla de comprender posible. En la entrada anterior hice un repaso muy general del cáncer de próstata centrándome en la radioterapia. A continuación clasificaré los grupos de riesgo y el tratamiento idóneo para cada uno de ellos…..
El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en los varones, siendo uno de los más potencialmente curables ya que suele diagnosticarse en fases precoces pudiendo realizarse tratamientos radicales.
El cáncer de próstata se divide en esporádico (75% del total); familiar (20% de los casos); y hereditario (5% de los casos), que frecuentemente aparece antes de los 55 años.
El screening poblacional, con determinación en sangre del nivel de PSA, tiene la ventaja de diagnosticar tumores más precoces, por lo tanto más probablemente curables, pero conlleva un sobretratamiento, por lo que aún constituye un tema controvertido.
Factores de riesgo:
– Edad: Más del 80% se diagnostican en varones con
edad superior a los 65 años.
– Antecedentes familiares. Si un paciente tiene un antecedentes familiares de primer grado con cáncer de próstata, la probabilidad de padecerlo es mayor, y aumentará a medida que aumente el número de familiares afectos.
– Grupo étnico: más frecuente en la raza negra.
Numerosos estudios sugieren un vínculo con la alimentación, aunque no se ha comprobado que los cambios en la misma puedan retrasar o prevenir el desarrollo del cáncer de próstata. La práctica del deporte es aconsejable en cualquier superviviente de cáncer. En el caso del cáncer de próstata, el ejercicio físico ayudará a mitigar los efectos secundarios del bloqueo hormonal sobre la masa muscular.
Síntomas
En un alto porcentaje de pacientes es asintomático. En los pacientes sintomáticos, estos se suelen asociar al aumento de tamaño de la próstata, por ello lo más frecuente, aunque el cáncer se cure, en el caso de la radioterapia o braquiterapia, no mejoren los síntomas que presentaba el paciente antes del tratamiento.
Los síntomas más frecuentes son: urgencia (ganas imperiosas de orinar), polaquiuria (micción muchas veces al día), nicturia (levantarse varias veces por la noche), incontinencia por urgencia (pérdidas de orina), chorro miccional débil, disuria (molestias al orinar).
La aparición de metástasis a distancia en el momento del diagnóstico es raro, solo en un 5% de los casos. Los síntomas más frecuentes son: dolor óseo, fracturas patológicas, dificultad para caminar o pérdida de peso y apetito.
Grupos de riesgo y nomogramas
Para realizar la clasificación del grupo de riesgo se necesitan tres elementos:
1) el nivel de PSA en sangre más alto en los meses previos al tratamiento.
2) el estadiaje TNM a través de la exploración física o de técnicas de imagen “tradicionales” (ecografía, TC, gammagrafía).
3) la puntuación de Gleason obtenida del análisis de la biopsia.
Hay varias clasificaciones pero las más usadas son las de d ́Amico y la de NCCN, ambas muy similares. De ello dependerá el pronóstico del paciente, el tratamiento, y la evaluación de tus resultados.
Opciones terapéuticas del cáncer de próstata según el grupo de riesgo (Guías NCCN)
1. Grupo de riesgo muy bajo con tumores cT1c, Gleason igual o inferior a 6, PSA menor a 10 ng/mL.
En estos pacientes, si la esperanza de vida estimada es de unos pocos años, lo más recomendable es la observación, pero si supera la década se puede aconsejar vigilancia activa, y si se estima que será un largo superviviente (>20 años) se puede indicar tratamiento (cirugía o radioterapia).
*Observación: El objetivo es mantener la calidad de vida evitando las secuelas de los tratamientos. Se suele ofrecer a pacientes ancianos o con importante comorbilidad. No se lleva a cabo un estricto control del tumor porque no se le va ofrecer tratamiento curativo. Se realiza cada 6 meses un tacto rectal y determinación de PSA. Ante síntomas se inicia tratamiento hormonal.
*Vigilancia activa: El objetivo es no tratar tumores poco agresivos. Los criterios de selección y el seguimiento son más estrictos porque sí se tratan a los pacientes cuando su tumor se vuelve agresivo. Se puede ofrecer también a jóvenes, aunque lo ideal es cuando la esperanza vida es menor a 20 años. En el seguimiento se incluye la biopsia y resonancia magnética. Se puede ofrecer tratamiento curativo si: el índice Gleason progresa o el tiempo de duplicación del PSA es < 3 años o si se palpa un nódulo sospechoso en el tacto rectal o ante ansiedad importante del paciente.
2. Grupo de riesgo bajo con tumores cT1c-2a, Gleason igual o inferior a 6, PSA menor a 10 ng/mL.
El tratamiento se aconseja ya a partir de los 10 años de esperanza de vida, en vez de 20
3. Grupo de riesgo intermedio. Cuando están presentes uno (o varios) de estos factores de riesgo: cT2b-c o Gleason 7 ó PSA 10-20 ng/mL.
Una opción de tratamiento es radioterapia, pudiendo valorarse la combinación con hormonoterapia (4-6 meses) en el caso de administrarse radioterapia externa. La cirugía es otra opción que no sería adecuada si la esperanza de vida no supera la década.
4. Grupo de riesgo alto en tumores con uno de los siguientes factores: cT3a, Gleason 8-10 y PSA >20 ng/mL. La opción más adecuada es radioterapia combinada con hormonoterapia antes, durante y después de la radioterapia. La cirugía es una opción.
5. Grupo de riesgo muy alto en tumores con Gleason 8-10 ó si el patrón primario es Gleason 5 ó en estadío cT3b-4.
La radioterapia junto a 2-3 años de hormonoterapia es el tratamiento de elección, estando reservada la cirugía a casos altamente seleccionados sin enfermedad extra-prostática.
*Prostatectomía radical: Como tratamiento inicial para pacientes con tumor precoz, principalmente de riesgo bajo-intermedio, con esperanza de vida > 10 años, dada la morbilidad del tratamiento. Se ha aconsejado la linfadenectomía (extirpación de los ganglios) si se considera que hay riesgo de afectación. La prostatectomía es también una opción de rescate tras recaída local después de radioterapia curativa.
Dada la ausencia de comparación directa con otros tratamientos, se considera que la cirugía ofrece resultados equivalentes en control tumoral a la radioterapia externa y a la braquiterapia. Por lo tanto es fundamental proporcionar al paciente una información equilibrada y multidisciplinar considerando la calidad de vida, los efectos adversos y la conveniencia para el paciente.
En caso de hallarse factores de mal pronóstico en la pieza quirúrgica o PSA a los dos meses de la intervención >0.2 ng/mL, se debe considerar radioterapia post-cirugía, valorando la necesidad de hormonoterapia.
La radioterapia externa es el principal tratamiento de rescate local tras el fallo quirúrgico y debe realizarse con el nivel de PSA más bajo posible.
*Radioterapia externa, braquiterapia o su combinación, con o sin hormonoterapia.
Dada su relativa baja morbilidad se puede ofrecer a pacientes ancianos (> 70 años), pudiéndose usar en cualquier edad. Es la principal opción terapéutica en pacientes de riesgo alto. La adición de radioterapia a la hormonoterapia aumenta la supervivencia en cáncer de próstata localmente avanzado.
La braquiterapia administra de forma invasiva alta dosis de radiación de forma altamente conformada y más heterogénea, que siempre es guiada por la imagen, tanto en la planificación como en la administración del tratamiento.
En caso de no alcanzarse altas dosis con radioterapia externa es recomendable el uso de la combinación con braquiterapia, ya que mejora el control tumoral respecto a la radioterapia externa de baja-media dosis.
La hormonoterapia antes, durante y después de la radioterapia mejora la supervivencia en el grupo de pacientes de riesgo alto
6. Grupo de riesgo diseminado (N1). La hormonoterapia es la opción más utilizada. Otra opción es la radioterapia externa con hormonoterapia, como en el grupo anterior, que incluye la irradiación de los ganglios con intensificación de dosis en las zonas afectas
7. Grupo de riesgo diseminado (M1). La hormonoterapia indefinida es la opción de elección. Pudiendo administrarse de forma continua o solo al alcanzar un nivel de PSA (intermitente). En casos de enfermedad muy extendida se puede valorar la combinación con quimioterapia (docetaxel).
En cualquier situación con empleo de hormonoterapia debe controlarse el perfil lipídico, glucídico, hepático, hemoglobina, testosterona total, densidad mineral ósea e insistir en la práctica de ejercicio físico habitual.
Calidad de vida
Un estudio pone de manifiesto que la cirugía muestra peores datos de incontinencia y la impotencia, mejorando los síntomas urinario respecto a la radioterapia y la braquiterapia.
La radioterapia externa y la braquiterapia dan como resultado una calidad de vida similar. Los datos respecto a la incontinencia son peores tras braquiterapia respecto a radioterapia externa, en cambio la puntuación de alteraciones intestinales y la disfunción eréctil es peor tras radioterapia externa respecto a braquiterapia.
Recaídas
Sospecha clínica de recaída
- Tras cirugía si el PSA >0.2 ng/mL.
- Tras radioterapia si el PSA > (2+nadir).
Tras considerar la edad del paciente, su expectativa de vida, el tiempo transcurrido desde la radioterapia, el grupo de riesgo al diagnóstico, el tiempo en el que se dobla la cifra de PSA y pruebas de imagen para descartar diseminación.
De esta manera estimaremos si es candidato a rescate local tras biopsia prostática positiva o candidato a hormonoterapia inmediata o diferida.